Laísmo y leísmo

Estás en el nivel avanzado, ya tienes más o menos claro cuándo usar los pronombres la, lo y le y dónde colocarlos. Sin embargo, cuando te paras a escuchar a hablantes nativos o pones alguna serie o película en español, el uso de los pronombres te confunde. Si llevas mucho tiempo estudiando español es posible que ya hayas escuchado hablar del laísmo y el leísmo, pero tal vez no entiendas del todo bien qué está ocurriendo ahí. Por eso, me gustaría intentar ayudarte a entenderlo para que sepas por qué ocurre esto, cuándo y dónde puede ocurrir y, sobre todo, para que tú seas quien controle el español y que no sean una serie de normas aparentemente arbitrarias las que te controlen a ti.

Un poquito de contexto

El español, como el gallego o el rumano, es una lengua que evolucionó desde el latín. Esta evolución supuso una gran cantidad de cosas, una de las más importantes es la desaparición del sistema de casos y la aparición de más preposiciones y artículos. ¿Y qué era el sistema de casos? Si conoces lenguas como el alemán o el finés seguro que ya sabes la respuesta. Eran unos morfemas al final de la palabra que te permitían saber qué función tenía dentro de la oración. Así, por ejemplo (y simplificando muchísimo), si te encontrabas la palabra rosam podías saber por la terminación -am que su función era la de objeto directo.

Sin embargo, la caída de este sistema fue un poco como la caída del Imperio Romano: dejó pequeños grandes rastros. Uno de estos rastros lo encontramos en los pronombres y, con especial relevancia y sufrimiento por parte de los hablantes de español, en las terceras personas de los pronombres personales objeto sin preposición. Es decir:

lo, la, los, las: objeto directo

le, les / (se): objeto indirecto

Pero, claro, el español no es una lengua que tenga muy en cuenta para decidirse por una forma u otra si algo es objeto directo o indirecto o cualquier otra cosa. De hecho, algo con lo que vive realmente obsesionado el español es con el género. Hace tiempo, un alumno me decía algo molesto «¡es que no entiendo por qué mesa es femenino y sofá es masculino!»». No estamos aquí para resolver eso, pero nos da una idea de cómo ordenamos nuestro cerebro. Esta situación será la que dé lugar, como veremos a continuación, a que aparezcan los fenómenos de los que estamos hablando.

El laísmo

El laísmo consiste en la utilización de los pronombres la y las (complemento directo) en función de complemento indirecto. Así, por ejemplo, tenemos:

  • Dije a Emilia que comprara un castillo, pero no quiso hacerme caso.
  • * La dije que comprara un castillo, pero no quiso hacerme caso.
  • Le dije que comprara un castillo, pero no quiso hacerme caso.

Es un fenómeno frecuente en el centro peninsular, fundamentalmente. Así que si viajas por Madrid, ten en cuenta que podrás escucharlo con cierta frecuencia.

El leísmo

El leísmo es el fenómeno más extendido. Ya que va a aparecer para ocupar el lugar de lo, los y de la, las existen dos tipos distintos de leísmo:

  • Utilización de los pronombres le y les por lo y los. La RAE (y, por tanto, los examinadores del DELE) acepta el leísmo masculino de persona en singular pero condena el de animal o cosa:
    • A Nicanor le vi en el cine el otro día.
    • A Nicanor lo vi en el cine el otro día.
    • * Al perro le mataron
    • Al perro lo mataron.
    • * El lápiz le tiré
    • El lápiz lo tiré.

El caso de la oración Al perro lo mataron sería un caso límite porque, al igual que en inglés podemos usar he o she para referirnos a nuestras mascotas, en español resulta natural pensar que si el leísmo de persona masculino singular está aceptado, también lo estará para algunos animales.

  • Otro tipo de leísmo no admitido por la RAE es el de le o les por la o las. Es menos habitual porque no responde a esa necesidad por diferenciar masculino, femenino y neutro. Es más frecuente en zonas del País Vasco y limítrofes.
    • * A María le llaman por teléfono
    • A María la llaman por teléfono

Conclusiones

¿Es mejor una opción que otra? Bueno, me temo que la Real Academia Española dice que sí, así que si quieres hacer un examen deberás tenerlo en cuenta. Laísmo y leísmo están considerados como errores. Únicamente existe la excepción que señalábamos antes: el leísmo de persona, masculino, singular. ¿Es correcto? No, tampoco, la RAE sigue recomendando que usemos lo. Sin embargo, sí que está aceptado. Por ejemplo, la primera frase sería aceptable pero menos recomendable que la segunda:

  1. Le vi en el cine pero no quise saludarle.
  2. Lo vi en el cine pero no quise saludarlo.

Sin embargo, si estamos en un nivel avanzado ya debemos empezar a ser hablantes críticos de español. ¿Debemos, por tanto, considerar errores elecciones gramaticales de muchísimos hablantes nativos? Bajo mi punto de vista, no. Retomemos lo que exponíamos antes:

lo, la, los, las: objeto directo

le, les / (se): objeto indirecto

Es un esquema que desde el punto de vista de la etimología y de las funciones (objeto directo o indirecto) tiene todo el sentido del mundo. Pero ahora veamos este esquema:

lo, los: neutro → Vi el cuaderno / Lo vi

la, las: femenino → Dije a Ana que viniera / La dije que viniera

le, les: masculino → Vi a Eustaquio / Le vi

También tiene sentido, ¿verdad? Ambas son opciones legítimas. Nuestro trabajo, al margen de exámenes, es conocerlas y dejar que nuestra propia forma de hablara español se vaya desarrollando. Además, conocer todo esto muchas veces nos ayudará a identificar la procedencia aproximada de la persona con la que estamos hablando.

¿Y tú qué opinas sobre esto? ¿Existen este tipo de situaciones en tu lengua? ¡Cuéntamelo en los comentarios!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.